En los últimos días estoy recibiendo en consulta pacientes con pitiriasis versicolor bastante extensas. Muchos de ellos comenzaron antes del verano pasado, pero por la pandemia han retrasado su consulta.
La pitiriasis versicolor se produce por la levadura Malassezia, que es un microorganismo comensal de nuestra piel, por lo que no es una enfermedad contagiosa.
Clínicamente se manifiesta como máculas o placas ovaladas de color rosado, hipopigmentadas o amarronadas con descamación fina “furfurácea”. A menudo las lesiones son asintomáticas pero a veces pueden acompañarse de picor.
Se localiza sobre áreas con abundantes glándulas sebáceas como el cuello, escote, parte alta de espalda y miembros superiores. Una vez que se resuelven las lesiones suelen dejar áreas hipopigmentadas que pueden tardar meses en desaparecer del todo.
Entre los factores predisponentes para esta enfermedad se encuentran el calor, aumento de humedad ambiental, la sudoración y la inmunosupresión. Suele manifestarse con más frecuencia a partir de la adolescencia.
Para el diagnóstico nos puede ayudar la Luz de Wood (de cuyas bondades ya hemos hablado anteriormente). Tiene una fluorescencia amarillenta-dorada muy característica. Si disponemos de microscopio en consulta podemos realizar un examen directo raspando las placas descamativas y depositando esta descamación sobre un porta. Posteriormente se aplica KOH 10% sobre el preparado. Con esta técnica podemos observar la típica imagen de “spaguetti con albóndigas”, los spaquetti serían las hifas y las albóndigas las formas levaduriformes.
Respecto al tratamiento, en las formas menos extensas solemos utilizar antifúngicos tópicos; reservando los tratamientos orales para formas más extensas o resistentes a tratamientos tópicos. En casos recurrentes solemos recomendar tratamiento preventivo con antifúngicos tópicos una semana al mes, los meses calurosos.
Si tienes lesiones sospechosas de pitiriasis versicolor consulta a tu dermatólog@.
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