La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta al 20% de los niños. Afortunadamente en más del 75% de casos es autorresolutiva. En la dermatitis atópica existe una alteración en la que no se realiza correctamente la función de protección de la piel frente al exterior de manera que resulta más permeable al paso de ciertas sustancias que pueden resultar irritantes. Se caracteriza por brotes con un prurito muy intenso y piel seca.

Entre sus causas se incluyen 4 factores fundamentales: predisposición genética, alteración de la inmunidad, disfunción de la barrera epidérmica y factores ambientales.

Pero lo que sin ninguna duda es más importante es el impacto en la calidad de vida del niñ@ que la padece y su familia, sobre todo en los casos más graves. Es por esta causa que nuestro principal objetivo es intentar controlar la enfermedad.

Hoy quiero hacer especial hincapié en los cuidados de la piel del paciente atópico, porque en consulta siempre es un tema que preguntan mucho los padres.

Higiene.
Recomendamos duchas cortas, con agua tibia, enjabonando con la mano usando un gel syndet (gel sin jabón) o aceite de ducha. En brote nos puede ayudar añadir al agua avena coloidal.

• Ropa.
Evitar el contacto directo de la piel con tejidos como la lana, licra… recomendamos ropa de algodón o de hilo.
Evitar abrigar al niño en exceso porque la sudoración puede empeorar el picor y con ello la dermatitis.

Hidratación.
La base del tratamiento de la dermatitis atópica es el uso diario de cremas hidratantes específicas para dermatitis atópica. Recomendamos su uso diario y no reservarlas solo en el caso de brote, porque en brote ya será tarde y necesitaremos además poner tratamiento farmacológico.

Dieta.
En cuanto a la dieta recomiendo una dieta sana y equilibrada pero no aconsejo evitar ningún tipo de alimento (a no ser que el niño haya manifestado alergia a alguno previamente). Es aconsejable evitar el exceso de cacao o cafeína ya que podrían aumentar el picor.

• Exposición solar.
En niños mayores de 6 meses, siempre siguiendo las medidas básicas de fotoprotección y evitando la quemadura solar, una exposición moderada puede ser beneficiosa. Son recomendables fotoprotectores de tipo físico, ya que estos niños pueden sensibilizarse más fácilmente a algunos componentes de las cremas solares.

Si en casa hay alguien con dermatitis atópica que no consigue controlar sus brotes, no dudes en visitar a tu dermatolog@.