Estas últimas semanas estoy recibiendo una auténtica plaga de niñ@s con moluscos contagiosos.

Muchos de ell@s tienen una dermatitis atópica de base que hace que se agrave aún más el problema. Los padres suelen describirlos como unos «granitos» que comenzaron a aparecer hace algunos meses; al
principio no les dan mucha importancia, pero poco a poco empiezan a crecer y a ser más numerosos. Y es ahí cuando suelen consultar.

Los moluscos contagiosos son muy frecuentes en niños. Se producen por un virus que se contrae habitualmente por contacto directo, fómites (esponjas, toallas…) y en algunas ocasiones por propia
autoinoculación (mediante rascado de los mismos por ejemplo).

El diagnóstico es muy sencillo: clínicamente se observan unas pápulas color piel con umbilicación central (para que nos entendamos, unos “granitos con un hoyito en el centro”). Pueden aparecer en cualquier
zona del cuerpo. Algunas veces pueden irritarse y tener alrededor una zona rojiza o incluso sobreinfectarse y tener pus en su interior.

En cuanto al tratamiento hay muchas alternativas; unas más eficaces que otras, pero también unas más dolorosas que otras. En los niños intentamos ajustar el tratamiento dependiendo del número de lesiones, la edad del paciente; y en algunas ocasiones dependiendo también de la “ansiedad de los padres”.

En el caso que tomamos como ejemplo en nuestra fotografía, la paciente venía con la crema anestésica puesta de casa como le habíamos indicado previamente y optamos por el tratamiento en consulta con curetaje, el método de elección si hay pocas lesiones.

Una paciente de 6 años que se portó como una campeona. La mamá me manda la foto que os muestro de cómo está 7 días después.